jueves, 22 de noviembre de 2018

La ciudad de los niños perdidos


El sol apenas es visible, la luz se ha perdido junto con la felicidad y la alegría de los habitantes de una ciudad, en una época aparentemente post-apocalíptica. La humanidad ha perdido la alegría, la imaginación, y en consecuencia… la capacidad de soñar.
En una lejana y oculta plataforma, cercana a esta ciudad, se esconde un malvado científico que intenta retrasar su vejez acelerada robando los sueños de los niños.
Año 1995, llegaba a la cartelera de todo el mundo: La ciudad de los niños perdidos; una producción francesa-española-alemana, que, si bien contaba con un elevado presupuesto y un reparto muy acertado con caras muy conocidas, pasó con mas pena que gloria por los cines de todo el mundo. Como suele ocurrir, muy revalorada años después.



Para los y las amantes del SteamPunk, esta película es una obra maestra, pero vista a través de un “espejo oscuro”. Los elementos visuales que se utilizan en el filme han sido fuente de inspiración para muchos juegos y otras películas del género, sin embargo, es una especie de cuento infantil macabro y triste, contado desde el punto de vista de un niño para que lo escuchen los adultos. Vamos con las cosas buenas: el vestuario como punto de partida, sin lugar a dudas. Los famosos “cíclopes” como bien los llaman en la película, cuentan con una serie de prótesis ricas en engranajes y elementos propios del SteamPunk. Los escenarios en los que se mueven los personajes también son dignos de admiración; imaginemos una ciudad que se ha construido a raíz de la combinación de restos de barcos, submarinos, aviones, dirigibles, y todo tipo de maquinaria, sobre una base de tierra junto al mar. Podemos ver a los personajes correr por una calle para desaparecer por una escotilla aparecida de la nada.
Pero el punto fuerte de esta película sin duda es la plataforma. Un escenario repleto de luces y destellos metálicos. El laboratorio, con sus remaches y turbinas, sus escapes de vapor y sus tuberías ruidosas, convierten a este espacio en un personaje más de la película.
Lo malo: como siempre nos gusta advertir, esta película puede herir la sensibilidad de muchas personas, tanto de adultos como de niños, ya que algunas de sus escenas incluyen a niños muy pequeños, de edad comprendida entre los 0 y los 3 años, que lloran de miedo. Dos de estas escenas fueron duramente criticadas, ya que, aún con el consentimiento paterno, bien podría haberse hablado de maltrato infantil. El redactor de esta reseña admite que dichas escenas son censurables en la película.
Lo bueno: fuente de inspiración y punto de partida muy importante para la evolución del género de rol y de aventuras. Sin ir mas lejos, un género de videojuegos que estaba muy olvidado hasta esa fecha, como es Aventura gráfica, vio en esta película una oportunidad excelente para renacer. Y es que la película cuenta con un videojuego excepcional, para PSX y PC, totalmente en castellano, en el que nos ponemos en la piel de la protagonista, y jugamos una especie de “versión extendida” de la misma, completando de forma magistral el guion con escenas y metraje nuevo en el juego. Un juego muy recomendable para aquellos jugadores que disfruten con los rompecabezas, parar cinco minutos y pensar que decisión tomar o cual camino seguir. Una banda sonora que acompaña magistralmente cada escena de la película, y como broche final, una subtrama psicológica que seguro no deja indiferente a nadie.
Le vamos a dar una nota de un 7. Aunque no es muy alta, esta película tuvo mucho en contra; llegar en una época que no aceptaba demasiado el género SteamPunk, el exceso de imaginación la hace a veces difícil de seguir, demasiado oscura para ser un “cuento” visto desde otro punto de vista, y seguramente, al ser tan variada, no podemos catalogarla ni como película juvenil ni como adulta. Sencillamente, es una película de ciencia ficción-fantasía-terror con su toque de drama.


Una reseña de: Javier Martínez.
El Archivo de Coruscant - podcast

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