jueves, 19 de octubre de 2023

Bases concurso "El Tiempo en tus manos"

 En nuestra EuroSteamCon Andalucía décimo aniversario, dedicada a los viajes temporales, los visitantes podrán encontrar un gran número de máquinas del tiempo durante la jornada: impresas formato póster o postal, integradas en los atuendos de nuestros organizadores y/o visitantes como complementos, artefactos o incluso alegorías, como objetos decorativos, con uso práctico, etc...


¿Serás capaz de identificarlas todas y contabilizarlas?


Os proponemos un concurso: en el 

podrán participar todas las personas que lo deseen y que sean mayores de edad o menores acompañados de un adulto responsable. El objetivo es “cazar” la mayor cantidad de máquinas del tiempo, tanto tipo, como número de las mismas (ya que puede haber varias iguales en diferentes formatos), apuntarlas en una ficha que os daremos para ese fin, en la también pondréis vuestro nombre y vuestro número de teléfono.  Y depositarlas durante el evento en un contenedor que habremos destinado para ese antes de las 19h del 21 de octubre.  A esa hora comenzaremos el recuento y a las 20h compartiremos el resultado del escrutinio de fichas, entregando un pequeño obsequio y una medalla al ganador/a en el caso de estar presente o nos pondremos en contacto por teléfono con el fin de gestionar la entrega del premio.

El jurado estará formado por socios organizadores de Maquinistas del Tiempo. 

En caso de empate numérico, se determinará el ganador en base a los detalles aportados y también en los posibles errores, ya que no es máquina del tiempo todo lo que aparenta 😉.

sábado, 15 de octubre de 2022

BASES DEL CONCURSO "PROPS DE MATERIAL RECICLADO"

 La Asociación sin ánimo de lucro “Maquinistas del Tiempo” organiza el Concurso

  “Props de material reciclado”

para la VIII EuroSteamCon Andalucía 2022, que se celebrará el sábado 29 de octubre de 2022, a las 20:00, en la “Sala de Conferencias” de la Casa García de Viedma – Museo Etnográfico de Armilla (Granada). Dicho certamen está sometido a las siguientes bases:

1. Los concursantes participarán de forma individual, presentando únicamente una prop. Habrá un máximo de 20 concursantes.

2. Las inscripciones del certamen se realizarán vía “Lista de Inscripción” el mismo día del evento. El plazo de inscripción se abre el sábado 29 de octubre a las 11:00 y se cierra ese mismo día a las 19:30. Se procesará por riguroso orden de entrada, los inscritos que no obtengan plaza pasarán a la reserva, se pasará lista antes de comenzar el concurso y en caso de bajas se sustituirá al participante por uno de la reserva.

3. Los participantes presentarán sus props con una breve explicación sobre su historia de trasfondo y creación. No os preocupéis, si sois tímidos, el Maestro de Ceremonias os ayudará.

4. Las props de los concursantes deberán ceñirse a las temáticas retrofuturistas (dándose más valor a las basadas en el SteamPunk): distopías, ucronías y anacronismos de la ciencia ficción, recreación histórica del siglo XIX, estilo neovictoriano y Lolita neovictoriano o mezclado con Steampunk, así como otros posibles temas mezclados con el retrofuturismo victoriano. Si no se ciñe a las temáticas descritas, dicha inscripción no será válida. No se exigirá exclusividad, por lo que podrán presentarse props exhibidas en otros festivales o eventos.

5. La temática escogida para esta edición de la EuroSteamCon 2022 es “Gabinete de Investigación Paranomal”, por lo tanto, se valorarán con una puntuación extra aquellas props que estén claramente relacionadas con el tema del evento.

6. Las props deberán ser creaciones originales. Podrán ser concebidas de cero o modificando objetos existentes. Aunque no es necesario que sean completamente fabricadas con material reciclado, se valorará la cantidad utilizada. El jurado también valorará si la creación y/o modificaciones han sido realizadas por el mismo concursante o por encargo.

7. Los concursantes deben presentar sus props al público y jurado. Después de lo cual el jurado procederá a hacer una revisión de la creación y algunas preguntas para valorar su confección.

8. Solamente existirá un único ganador en categoría de “Prop Master”.

9. El premio será un diploma, una medalla y un detalle de la organización.

10. Atendiendo al Real Decreto 137/1993 sobre el Reglamento de Armas, queda terminantemente prohibido que los participantes presenten armas de fuego, de metal con filo, objetos contundentes o el uso de elementos peligrosos para la integridad física de las personas como material pirotécnico e inflamable. Sólo se permitirán imitaciones de armas o armas que no revistan peligrosidad ni para los concursantes, ni para el jurado, ni para el público asistente.

11. La organización y el jurado se reservan el derecho de adoptar cualquier iniciativa que, sin estar regulada en las presentes bases, contribuya al correcto desarrollo del concurso sin que pueda formularse reclamación alguna.

12. El jurado estará compuesto por miembros de la organización y artesanos conocedores de la cultura Steampunk.

13. Los miembros organizadores de Maquinistas del Tiempo no pueden participar en el concurso.

14. En caso de no haber al menos 2 participantes, el concurso puede declararse desierto. Si esto sucediera, la organización lo comunicaría el día mismo día 29 de octubre.

15. La participación en el concurso supone la renuncia expresa a cualquier reclamación contra Maquinistas del Tiempo como organismo organizador y la plena aceptación de las bases. Cualquier duda sobre su interpretación será resuelta por la organización del mismo.

 

NOTA: Dudas o consultas a través del correo:

maquinistadeltiempo@gmail.com o por el sistema de mensajería de la página de FB o IG de la Asociación organizadora.

miércoles, 30 de diciembre de 2020

UNA EXCUSA DE NAVIDAD por Aritz Irazusta Berasategui

         24 de Diciembre del 2020. Podría decirse que era otra Nochebuena de otro año más, pero ninguno de esos aspectos era como el de ocasiones anteriores. Aquella noche, un chaval llamado Ebenezer Scrooge había reventado. Además de tener una familia presionando con el fin de que sentase la cabeza y pensase en su futuro, tuvo severos enfrentamientos con su padre y su abuela durante la tarde y ese año tampoco se lo puso fácil: una pandemia obligaba a tomar medidas a todo el mundo, entre las que incluía la cancelación de eventos y viajes que esperaba como agua de mayo el pobre Scrooge. Hastiado por todo lo que había, se negó a cenar en familia, y con un pobre sandwich y un refresco, se encerró en su cuarto, puso su PC en marcha y se puso a ver videos a todo volumen con los auriculares puestos para evitar tener que escuchar la cena familiar que estaba teniendo lugar al otro lado de la pared.


ESTROFA PRIMERA

Cuando quiso darse cuenta, era medianoche. Se quitó los cascos con el fin de comprobar que la fiesta terminó. No había más que un silencio sepulcral. Se asomó al pasillo, para comprobar que todas las puertas a las habitaciones estaban cerradas y ninguna luz estaba encendida. Su móvil comenzó a sonar como si hubiese recibido la notificación de un mensaje. No le dio importancia hasta que el móvil comenzó de nuevo a sonar. Esta vez como si fuese una llamada, pero no aparecía ningún número. Esto extrañaría a cualquiera, pero no a Scrooge, pues sabía que su teléfono no funcionaba correctamente desde hacía un tiempo.


Tras ello, un apagón le puso en alerta. Sabía que su madre utilizaba una máquina para controlar sus apneas de sueño, por lo que saltó derecho al cuadro eléctrico para devolver la corriente. Así lo hizo, pero la luz parecía no volver. El crujido de una puerta hizo volver la mirada al fondo del pasillo, de la cual salía una lúgubre voz. 


  • ¿Ebenezer? - decía la voz, de tono masculino.- ¿Has levantado los magnetotérmicos?

  • Claro que sí, padre - respondío el joven con cierto hastio.- Pero no hay corriente. Se ha ido la luz por completo. 


Con un gruñido de fastidio, se cerró la puerta, dejando a Ebenezer completamente solo en la oscuridad de su casa. A tientas, consiguió alcanzar la puerta de su cuarto, el cual comprobó cómo había caído la temperatura en su interior.


  • ¡Puñetas! Se ha enfriado mi habitación. Con lo agradable que estaba…


No hizo más que sentarse, cuando una helada brisa le acarició la espalda, y una esencia de rosas llegó a la nariz del joven Scrooge. 


  • ¡Lo que faltaba! ¿Quién demonios ha abierto una ventana?


Se levantó y se asomó al pasillo, pero seguía sin haber nadie. Ni un solo ruido. Un nuevo escalofrío le hizo girarse, pero esta vez lentamente, pues notaba que no estaba solo. Sentía la presencia de alguien en su cuarto. Y así era: un hombre, de edad bastante avanzada, tumbado en la cama con una bata y en pijama, mas su apariencia parecía la de un espectro, pues casi podía verse las sábanas que había bajo de él.  El joven Ebenezer no podía creer lo que veía: era el fantasma de su abuelo. Pálido como la nieve, y con los ojos abiertos como platos, tartamudeó su nombre.

  • ¿Sí, hijo? - le respondió el anciano con una afable sonrisa.


  • ¿Qué haces aquí? No deberías estar aquí. ¡Llevas años muerto! No, no puede ser. Debe ser un sueño o fruto de una indigestión. Ese maldito sandwich… Seguro que ha sido cosa del jamón york que estaba caducado, o moho en el queso. Sí, debe ser algo por el estilo.


  • ¿Es que acaso dudas de lo que ves, Ebenezer? - su abuelo arqueó una ceja.


  • Por supuesto. Los fantasmas no existen, pero las alucinaciones…


  • Escuchame, soy tan real como deseas que sea, pero lo que tengo que decirte es importante, algo que necesitas saber.


  • ¿Y por qué razón debería escucharte? - dijo Ebenezer en tono desafiante.


  • ¿Por qué razón sino iba a importunarte?


  • Vale, ahí tienes razón. Y bien, ¿qué es eso tan importante que debo saber?


  • Que tu comportamiento me ha defraudado - respondió con cierta indignación el fantasma.- Tus comentarios esta noche han podido arruinar la velada. Por suerte, la bondad siempre triunfa sobre el mal. Y con el fin de demostrarte en qué te has convertido, esta noche no sólo yo te visitaré: otros tres espíritus también lo harán.


  • ¡¿Trés?! - el joven palideció.- ¡Ya he tenido bastante contigo!


  • Necesitas un severo correctivo, y sé que yo sólo no podré por lo testarudo que eres. El primero llegará al dar la 1 de la noche, el segundo a las 2 y …


  • No me lo digas. El tercero a las 3.


El anciano asintió, y poniendo una mano en el hombro de su nieto, le susurró al oído:

  • Cambia, querido Ebenezer.


Scrooge notó su fría mano y, tras abandonar la habitación atravesando la puerta cerrada, la luz volvió. Decidido de que aquello no fue más que un mal sueño, se hundió bajo las sábanas tan rápido como el efecto de un susto.


ESTROFA SEGUNDA

Un raspado en la puerta le despertó. Miró el reloj, y faltaba un minuto para dar la 1 de la noche. Creyendo que se trataba de su mascota, abrió la puerta, pero no había nada ni nadie allí en la inmensa oscuridad del pasillo. Creyendo que era fruto de su imaginación y confundiéndolo con haberlo soñado, cerró la puerta de su cuarto, volvió a la cama y quiso volver a dormir, mas tan pronto los párpados se toparon, notó la lengua de un animal en su moflete, la cual no paraba de mostrarle el cariño que le tenía. Abrió los ojos Ebenezer para dejarlos como platos. El fantasma de un pequeño y peludo perro estaba delante suyo, con una actitud de lo más simpática y tratando de acercarse al joven. 


  • P… P… ¡¿Pinchy?! - tartamudeo, presa de la catatonia.


El fantasmagórico can se sentó cerca de él, sin dejar de mover la cola. Scrooge, perplejo aún, no podía creer lo que veía. Hacía un año que tuvieron que sacrificarla debido a un fallo nefrítico que le provocaba gran dolor al animal. Aquella mañana de Navidad, el pobre Ebenezer llevó al veterinario de guardia y ante la incapacidad de poder restaurar la salud de su peluda amiga, tuvo que aceptar su hado, permitiendo su eutanasia. Posiblemente fuese uno de los momentos más tristes en la vida del joven, ya que compartieron 17 años juntos, y Pinchy siempre fue de gran ayuda moral y espiritual. De hecho, Scrooge lamentaría desde ese día todo aquello que no hizo por ella por pereza o por otros asuntos “más importantes”. Sin embargo, Pinchy parecía no haberle guardado rencor en absoluto, y con un deseo irrefrenable de poder mostrarle a su antiguo dueño el cariño que aún le profesaba, hacía amago de lanzarse a lamerle el rostro. Scrooge, habiéndose recuperado de su sorpresa, rompió a llorar mientras abrazaba al can y este, con su lengua, limpiaba las lágrimas que corrían por las encendidas mejillas de Ebenezer.


En tan tierna escena, cuyo sonido se componía de una mezcolanza de llanto y disculpas, el can parecía querer zafarse. Scrooge, al principio no quería soltarle, pero vista la determinación de su antigua mascota, cedió. El espíritu de cuatro patas saltó de la cama, rascó la puerta y miró a Ebenezer.


  • ¿Quieres salir? De acuerdo, pero no hagas ruido. Si mi madre se entera, se puede armar una bien gorda de lo mucho que te echan de menos en casa, y no quiero que te abrumes y escapes.

El joven se puso la bata y abrió la puerta a una impaciente Pinchy. El perro salió y miró a su antiguo dueño. Curiosamente, la luz del pasillo se encendió por arte de magia. Scrooge se alertó sumamente, y llamó entre susurros a Pinchy, pero esta empezó a andar por el pasillo. El joven salió tras ella, y para sorpresa suya, se encontró a una muy pequeña niña que reconoció al instante: era su hermana. 


  • ¿Marvel? - susurró Ebenezer con extrañeza.- ¿Es acaso un viaje al pasado?

El can le ladró una vez. El joven miró al espíritu, y seguidamente, comprendiendo que le entendió, quiso cerciorarse, así que le preguntó que, si sabía lo que decía, diese dos ladridos, a lo que el perro respondió tal y como indicó su antiguo propietario. Entonces, el joven se vio a sí mismo hace 18 años. Ambos niños fueron derechos a la puerta principal de la casa, solamente para encender el recuerdo del Ebenezer actual. Era el día que Santa Claus les trajo el mayor regalo de Navidad que un niño puede tener: encima del felpudo, en una pequeña camita con capelina, salía un pequeño hocico. Era Pinchy en su primer año, cuando apenas había cumplido unos pocos meses.


  • Dios… Se me olvidó este momento. Es cuando te conocí, pequeña patuco. Recuerdo que mi madre nos dijo que eras de otra persona y que te íbamos a cuidar esa tarde ya que tu supuesto dueño no podía. A la noche te llevó nuestro padre fuera de casa solamente para preparar esta sorpresa. 


Una conocida voz resonó desde el salón. A ella le siguieron otras tantas. Scrooge se asomó a dicho cuarto para ver una enorme mesa totalmente repleta de comida y decoración. Se podían contar 13 personas. Eran sus abuelos, tíos, primos, padres, su hermana Marvel y él mismo, aunque se veía que habían pasado unos años. Este recuerdo consiguió avivar la llama que comenzó con la aparición del espíritu de Pinchy. La familia reunida, la mesa llena y multitud de regalos, los cuales una joven Pinchy ayudaba a abrirlos con la emoción de un niño pequeño. 


Pero entonces, la luz decayó, los comensales crecieron y envejecieron, hasta que el número cayó a 12. Scrooge, sabiendo lo que suponía, quisó apartar la mirada de dicha mesa, hasta que, cuando volvió a mirar, faltaba su hermana también. Corriendo, había otra bolita de pelo, mientras que Pinchy caminaba ya muy despacio. En este momento, Ebenezer cayó sobre sus rodillas. Fue la anterior Navidad, en la que su hermana, casada con un indeseable, se marchó de casa tras una fuerte discusión y uno de los hijos de Pinchy murió a causa de un accidente con otro perro y, a la mañana siguiente, sería cuando esta última cruzaría el Arco-Iris. No queriendo seguir viendo, dio media vuelta y se acercaba a su cuarto cuando Pinchy le ladró. Ebenezer se giró y agachó, para darle un último abrazo al espíritu del can y, entre lagrimas, repetía “siento no haber sido tan bueno contigo, Pinchy. Te quise con toda mi alma, y siempre te querré”. Entonces, el can comenzó a lloriquear, ladrar y lamer a su antiguo dueño. Scrooge le dejó en el suelo y corrió a su cuarto, cerrando la puerta con rapidez y se sumergió bajo el edredón, cerrando los ojos y tapándose los oídos, para evitar los gritos de sí mismo y la conversación aquella nefasta mañana de Navidad hace un año.


ESTROFA TERCERA

Cuando se asomó, la habitación estaba a oscuras y no se escuchaba nada. El móvil sonó como si hubiese recibido una llamada. Iban a dar las dos de la noche, y justo iba a alcanzar la manecilla más larga el 12 en la esfera cuando las dos comenzaron a retroceder hasta marcar las 10 en punto. La puerta se abrió y Ebenezer se vió a sí mismo de nuevo, haciendo aquello que hizo esa noche. Extrañado de que no reaccionara ante su propia presencia, quiso tocarlo para ver si era real, pero tan pronto posó sus dedos sobre su doble cuando esa silueta reaccionó y giró su cabeza. Cuando vio al Ebenezer real, sonrió y su atuendo se convirtió en uno propio de un caballero del s.XIX con tonalidades rojas y blancas.


  • Ah, Scrooge. No te preocupes. Soy tu espíritu navideño. Personalmente, estoy bastante mosqueado contigo. Supongo que sabrás por qué, ¿verdad? El tiempo es valioso y no tengo mucho, así que vamos al grano. Ven conmigo, quiero mostrarte lo que te perdiste y lo que te perderás mañana como sigas con esa actitud. Vamos, no me mires así. ¿Acaso no te fías ni de ti mismo?


Ebenezer no dijo una sola palabra, y como si no tuviese voluntad alguna, siguió a su propio espíritu por el pasillo hasta el salón, donde salían muchas risas y gran júbilo. Ambos vieron desde la entrada de aquella sala cómo 4 personas se estaban dando un festín con la televisión emitiendo música de décadas anteriores.


  • Pero comed más - dijo una mujer entrada en carnes. Era la madre de Scrooge, Miracle.- Preparé esto para Ebenezer, pero en vista de su comportamiento, que le den. Nos lo comeremos nosotros.


  • Después de las perlas que soltó, más le vale pedir disculpas o hacer la maleta, porque yo no pienso tolerar más salidas de tono así - exclamó con cierta rabia el hombre canoso que era su padre, Victor Scrooge.


  • Me sorprende que Ebenezer se pusiera así. Normalmente soy yo quien se pone así - manifestó Marvel, la hermana del joven.


  • Yo solamente se lo dije por su bien. No quiero verle mal, quiero verle feliz, y que tenga que soportar tales cosas... - lamentó Josephine, la abuela de Ebenezer Scrooge.


  • No le hagas caso - replicó Miracle.- Es un amargado. Ya está.


  • Creo que os habéis pasado - expuso Marvel.- Le estabais machacando con que tiene que sentar la cabeza y tal…


  • ¡Es lo que debe hacer! Yo a su edad ya estaba casado, tenía un hogar, un trabajo y hasta un niño.- declaró Victor.


  • ¿Y? - protestó Marvel.- Dejale, el sabe lo que hace. 


  • En fin, pasad del tema y disfrutemos de la Nochebuena.- propuso Miracle, prediciendo otra posible discusión.


Los comensales se deleitaron con las viandas. Caldo con huevo duro triturado, solomillo con patatas, fritos variados, ensalada, ensaladilla rusa, huevos rellenos… Viendo que la velada se iba a hacer larga, el espíritu chasqueó los dedos y los invitados empezaron a moverse rápidamente, como si se avanzara en un video. Scrooge vio cómo de los platos pasaron a las cartas, al parchís y a otros juegos de mesa, en la que se podía ver que se lo estaban pasando bomba. Los juegos dieron paso a la apertura de regalos, quedando uno apartado del resto, que se abrieron con la velocidad que produce la ilusión,y aunque los regalos eran pocos y modestos, las muestras de afecto demostraron una enorme gratitud. Así fue hasta que, al final, cada mochuelo se fue a su olivo y el salón se tintó con la oscuridad de la noche.


Scrooge lo observó detenidamente y la envidia comenzó a carcomerle por dentro. Los ricos platos le daban mil vueltas a su soso sandwich, y el propio ambiente resultaba más interesante que su visionado de redes sociales. 


  • Bien, visto lo que pasó esta noche, veamos qué pasará mañana, pero ya te aviso que es un trailer, y yo no soy el Fantasma de las Navidades Futuras.- dijo el espíritu entre carcajadas.


El salón volvió a iluminarse con la luz del sol, y con la misma velocidad que antes, la mesa volvió a colmarse de comida. Volvieron esta vez su abuela Josephine y parte de sus tíos y primos a saludar e intercambiar detalles y regalos mientras se generaba un divertido murmullo de conversaciones que iban desde videojuegos hasta política. Nadie parecía preocuparse por donde estaba Ebenezer.


  • ¿Lo ves, espíritu? - exclamó el joven con cierta melancolía en su voz.- Nadie pregunta por mí. Nadie parece inmutarse de que ni siquiera estoy ahí.


  • ¿Y acaso has contribuido a que la gente note tu falta? - respondió el fantasma con tono inquisidor.- No, en su defecto has aumentado el hecho de que deseen olvidarse de que existes, ya que no haces más que quejarte. No aportas nada, Ebenezer, y eso se ve en el presente y, si no cambias, condicionará tu futuro.